Patakines de Osain

Dentro de la religión yoruba es usual narrar las historias de los Orishas a través del uso de los Patakies, que constituyen relatos mítico-religiosos que narran la historia de los Orishas en su plano terrenal; siendo esta la manera en la que se logró difundir y mantener la tradición oral dentro de la santería.

Siendo así, pasemos a conocer los caminos más resaltantes de Osain de acuerdo a lo dispuesto en la tradición Yoruba.

En un primer camino, nos encontramos con Osain Age que vive siempre al pie de los más frondosos árboles del camino y el cual destaca como un gran hechicero y conocedor de las plantas, su mayor dominio es conocer todas las propiedades y herramientas que puede contener la calabaza.

Ossain Bi: en este camino, destaca la relación que posee con Iyami Oshoorongá que es considerada como una orisha menor, pero poderosa, que actúa con sus magistrales poderes de brujería y hechicería.

Con grandes dotes de sanación como curandero, encontramos a Osain Ajube, que se relaciona en tratar todas las dolencias de los malestares de los órganos internos del cuerpo humano.En todos los patakíes que relatan los caminos de Osain, se nos presenta como un curandero que habita a las orillas de ríos, llanuras o parajes de maleza abundante, en donde desarrolla sus habilidades como curandero, conocedor de las propiedades de las plantas, cuyo secretos y artilugios coloca a favor de los otros Orishas, que acuden a éste para brindar el donde la salud a los iniciados en la Regla de Osha.

PATAKI DE GUERRA ENTRE OSAIN Y ORULA:

Changó fue el primer adivino; suyo era el tablero de adivinar, el okpó Ifá o faté, que originariamente fue de Obatalá, el creador, y que hoy pertenece a Orúmila u Orúmbila, el orisha Ifa, adivino por antonomasia.

Todos los santeros cuentan que Changó le cedió a Orula el privilegio de adivinar con okwelé a cambio del donaire que, no obstante ser Orula un viejo, caracterizaba su baile, y despertaba en las gentes una admiración que Changó, joven y muy gallardo, no era capaz, bailando, de inspirar.

Lo que sucedió fue esto: Osain le daba guerra a Orula. Le hacia iká. Orula no se metía con Osain. Cansado de sufrir tantos trastornos sin saber quién era su enemigo, consultó con Changó. Este le mandó hacer un trabajo con doce mechas de algodón encendidas y doce odduará -doce piedras de rayo, y así conocerás a tu enemigo -le dijo Changó.

Mientras Orula estaba en su casa haciendo este ebbó, Osain estaba en el monte buscando ewe para perjudicarlo.

Tan pronto Orula empezó a invocar y a encender las mechas, cayó un rayo allá en el monte, y Osain quedó preso entre dos fuegos. Así perdió los miembros y el ojo que le falta. Poco despues, Orula pasó frente a un bohío y oyó unos lamentos.

Deseoso de prestarle auxilio. a quien se quejaba, entró, vio a un quemado, que era Osain, y descubrió al fin quién era su enemigo.

Patakies de Ossain:

Oyá, que tenía conocimientos del mágico güiro que hablaba y predecía el futuro, urdió el plan para arrebatárselo en compañía de Shangó, quien vigiló la entrada del bosque mientras Oyá procedía al hurto. Oyá lo embriagó dejándole aguardiente, el cual es muy gustado por este orisha. Tanto fue lo que bebió que cayó en un manto de hierbas a la sombra de Iroko, la sagrada Ceiba.

Mientras Oyá buscaba el güiro, Ossain se despierta y al ver a la hermosa mujer y no resistiendo, se le abalanza. Oyá comienza a gritar, pidiéndole ayuda a Shangó. Al oír la voz de su mujer, Shangó le lanza un rayo a Ossain que le arranca un brazo; éste trata de correr a una choza en que guardaba todos sus utensilios de labranza, pero Shangó le tira otro rayo que le alcanza la pierna.

En el momento en que iba a esconderse, Oggún, que pasaba por ahí buscando a su amigo Ossaín, ve la situación, construye un pararrayo, no sólo para librarse de las piedras de rayo que Shangó lanzaba a diestro y siniestro, sino para proteger al pobre Ossain, que en un momento de descuido y por la ira de Shangó, pierde un ojo.

Así, escondiéndose en su mundo de la naturaleza, Ossaín logra proteger su güiro mágico; él y Oggún, que tanto lo acompaña en sus momentos difíciles y que además gusta de los bosques, se hacen inseparables amigos y los dos, en perfecta armonía, cuidan de las propiedades maravillosas de hierbas, árboles, palos y de todo lo verde que vive de la sabia tierra de este planeta.

Subir